16 marzo 2006

a mis amigos desconocidos



Son las nueve, y mis ánimos al igual que el día comienzan a terminarse.
La música, mi única compañera en este rutinario viaje, me intenta ocultar el monótono ruido del motor.

A mi alrededor la gente es inexpresiva, se apoyan en el cristal intentando conciliar el sueño que les haga más corto el viaje, algunos leen, otros buscan en el teléfono el amor que les gustaría tener y los menos conversan con su compañero de asiento.

Miro por la ventana y veo las luces de una gasolinera reflejadas en el cristal e intento imaginar que son estrellas en medio de un cielo claro y sin nubes. Busco la luna llena que ayer alumbraba la oscuridad de la noche, pero hoy la luna no ha salido. Esta noche la luna está triste y ha llamado a las nubes para que le arropen en esta cálida noche de finales de invierno.

Se apagan las luces, la calma se apodera del autobús y todo el mundo calla. Una ligera brisa entra por la puerta y se pasea por nuestros asientos provocando tiernas sonrisas.

Llegamos a la ciudad, la gente se apresura a bajar, y mientras yo, desde mi asiento, les deseo que pasen una buena noche a mis amigos desconocidos.

2 comentarios:

Chiquita dijo...

Que tal David? Has ido a ver a Astrud? Mire a ver si te veia por allí, pero por lo que cuentas no se si estas en Madrid o no. Por cierto un post precioso.
Bsitos chiquitos

armando dijo...

actualice oiga,

1saludo